domingo, 14 de octubre de 2012

La ducha inteligente, tecnología del futuro.

Las tres primeras noches estuvimos hospedados en una habitación triple, situada en una casa colonial de hermosa arquitectura, con una fecha en la puerta, 1819.

Tras pasar con dificultades la primera prueba; subir las pesadas maletas por aquella escalera empinada de diminutos escalones, algo que no hubiera sido posible sin la ayuda de nuestro amigo, llegamos a la planta superior, donde se encontraba la casa propiamente dicha.

Tenía un inmenso salón, impresionante, cuyos muebles antiquísimos conservaban aún el brillo de antaño. Desde aquí se accedía a un amplio balcón, donde había un par de periquitos en una jaula, una mesa blanca enrejada con varias sillas, y muchas flores.
Desde el balcón se veía la calle San Lázaro, cuyos edificios son majestuosos. En el bloque de enfrente había un mural con la imagen del Che que todos conocemos (la de Korda).
La calle está llena de árboles de espesas copas que llegan, casi, al balcón, de tal modo, que era imposible divisar la puerta de entrada desde arriba.

La familia vive allí, y reserva la parte delantera de la vivienda para su uso personal, con el salón comedor, la cocina y las habitaciones propias. Luego arriendan el resto de habitaciones a los inquilinos.

Mientras nos preparaban el desayuno fuí a tomar una ducha.

La noche anterior la dueña de la casa nos había dicho que la ducha tenía agua caliente. Me pregunté, observando la precaria instalación cuyo mecanismo consistía en una palanca simple, si sería cierto. Me introduje en la inmensa placa y me dispuse a levantar la palanca. De la ducha salió un chorro de agua, que no estaba muy fría, aunque tampoco caliente, y poco a poco, como por arte de magia, la temperatura comenzó a regularse por sí sola a gusto de mi propio pensamiento, como si se hubiera producido una simbiosis entre mi cuerpo y la ducha.

No pude evitar acordarme de la ducha de mi casa, con regulador de temperatura, el cual nunca llega a alcanzar la temperatura deseada porque; o te quemas o te mueres de frío. De modo que salí, y le dije a mi hermana, ya puedes entrar a la ducha inteligente.
Ella no sabía de que hablaba yo, y se metió enseguida. Y luego Dioni. Todos estuvimos de acuerdo en que aquella familia había alcanzado la cima tecnológica con aquella ducha que leía el pensamiento del usuario.

Por ello, he pensado que merecía una entrada.


                                                EVIDENTEMENTE NO ERA ESTA. ERA BLANCA PERO MÁS ANTIGUA Y SEGURO QUE LA DE LA FOTO NO ES INTELIGENTE!!!

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