domingo, 21 de octubre de 2012

La noche del apagón: Comienzo de la travesía.

El domingo día 9 lo pasamos en la playa (en una de las Playas del Este). Entre baños y charlas con nuestros "vecinos de sombrilla" probamos una especialidad culinaria del Caribe que se llama "tamal". Se ha de comprar en peso cubano (CUP). Es habitual ver a vendedores ambulantes por las playas con sacas llenas de tamales, frutas, cajitas con cerdo, chicharrones, manises... Ya se sabe que los cubanos son buenos comensales.

Tamal es una palabra de origen nativo de la zona del Caribe y significa envuelto. Consiste en una hoja que suele ser de plátano o de la mazorca de maíz. También se pueden usar las hojas de aguacate o de otros frutos tropicales. Estas se rellenan con una mezcla que lleva maíz, carne, verduras o frutas, y se cuecen hasta quedar cocinadas, y a punto para comer. Se abren con un corte y se come el relleno. Se puede aliñar con salsa de tomate y mojo picón. Nuestro tamal era de maíz y carne de cerdo. Está delicioso y resulta una comida muy energética.



Conocimos a una chica de Extremadura que hacía un curso sobre literatura cubana en La Universidad de La Habana. Estaba alojada en la casa de una familia cubana, con los que pasaba el día en la playa, encantada de oír hablar, a la elocuente y culta madre de familia, de religión en Cuba. Trataron sobre todos los mitos que en España se tienen acerca de la religión en Cuba, y la chica preguntaba sobre la libertad del culto religioso católico en la isla.
La joven pensaba que la Revolución limitaba el derecho a practicar el culto religioso católico en la isla, no se si alguien se lo habría dicho, o lo habría escuchado ella en España. La señora le respondió que no era así y le comentó que la religión más extendida en la isla era la sincrética; una mezcla entre la religión cristiana y las religiones africanas.

Cuelgo este enlace sobre religión en Cuba: http://benedictocuba.cubaminrex.cu/es/la-religi%C3%B3n-en-cuba


Volvimos a La Habana por la tarde. El autobús nos dejó en el Parque Central y desde allí emprendimos el camino de vuelta a pie, atravesando el precioso bulevar que conforma el Paseo del Prado. Desembocamos en el Malecón y de ahí llegamos a San Lázaro, y luego a nuestra casa.

Tras ducharnos, y cuando apenas habíamos comenzado a hacer la maleta que nos llevaríamos de viaje por la isla, se fue la luz. El apagón afectó, no solo a La Habana, sino a varias ciudades, desde Ciego de Ávila. Rápidamente, Julia, la casera, nos trajo una linterna para que pudiéramos proseguir con la tarea de hacer la maleta. El nieto, un niño de unos 11 o 12 años exclamó: ¡Este apagón es grande!

Salimos al balcón que da a San Lázaro y observamos la oscuridad absoluta, tan solo, rota por la luz de las estrellas.

En la lejanía contemplamos una ráfaga de luz que apuntaba a nuestro balcón en oleadas cortas. Una llamada telefónica nos sacó de la duda; eran Rafael, su mujer y su hijo. Casualmente vivíamos a una cuadra.

La batería de rumores, que siempre está cargada en Cuba, se puso en funcionamiento. En poco tiempo supimos que había una avería en la central eléctrica de Ciego de Ávila, que había afectado a la mitad de la isla.

En esas circunstancias fuimos, en compañía de Rafael, hacia el Hotel Meliá Cohiba, junto al cual se encuentra la compañía de alquiler de vehículos. Con linternas caminamos hasta la parada de autobús, las líneas cubanas de omnibuses comienzan por P, y van desde el P1 al P16.
Tan solo los hoteles, hospitales y edificios grandes de importancia, con generadores propios, tenían luz.




http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:L%C3%ADneas_de_metrobus_de_La_Habana

Tomamos la P1 que nos dejó cerca de la zona de Vedado donde se encuentra el hotel.

Desde hace tiempo se han venido renovando los vehículos, aunque la flota de guaguas y omnibuses es todo un maremagnum formado de préstamos y adquisiciones. La mayoría son chinos.


El precio actual del pasaje es de 40 centavos del CUP, que son un céntimo y pico de euros. Sin embargo, fue más barato hacia los años 70 y 80 justo antes de la caída de la URSS.

En este enlace de Ecured podeis leer la historia del transporte urbano en La Habana: http://www.ecured.cu/index.php/Guaguas_en_La_Habana

Una vez en el destino hicimos el contrato de alquiler. Este se hace en CUC (divisa), ya que el alquiler de coches es un servicio para turistas, fundamentalmente. Se requiere el carné de conducir, y según los conductores dados de alta, así será el seguro a pagar. Lo normal, para un viaje tan largo, La Habana-Bayamo, es que haya como mínimo dos conductores. El precio del vehículo por día es de 80 CUC (61'37 Euros).
Existen otros medios para ir a Bayamo, las lineas de autobús (Vistazul para los turistas y ASTRO para los cubanos) y el tren, pero optamos por este medio por tener más libertad de movimiento.



Volvimos en coche a San Lázaro, cargamos el equipaje y fuimos a cenar algo (pizza) para iniciar la ruta, en un KIA Picanto, como piojos en costura, los cinco tripulantes: Tres españoles y dos cubanos. Los conductores Dioni (español) y Rafael (Cubano).


La luz comenzaba a llegar a algunos sectores, gradualmente. La gente decía no entender porqué no habían puesto en funcionamiento unos generadores que tiene la isla para casos de este tipo, inversión que hizo el gobierno años atrás (los años 90) cuando se produjo un hecho similar.

http://www.publico.es/internacional/442028/un-apagon-deja-sin-luz-a-la-habana-y-varias-provincias-de-cuba

Al llegar a España supe que la noticia del apagón había salido en TVE. Acabo de ver, a través del archivo, lo que se dijo en España, y hago algunas puntualizaciones a esta información:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/cuba-mayor-apagon-ultima-decada-deja-oscuras-cinco-millones-personas/1524318/

La informadora dice: "Los cubanos esperan con resignación al no tener ni velas para alumbrarse"

No he visitado, una por una, las casas, pero puedo asegurar que la gente llevaba linternas, y que en muchas casas, hay tanto linternas como instrumentos de iluminación a pilas, similares a los que se venden en los chinos. Esto es una prueba de la tendenciosidad con que se tratan los hechos producidos en Cuba. Un hecho accidental, que fue solventado en pocas horas, se convierte en materia de carroña para los medios al servicio de los banqueros, con el único objeto de dañar la imagen de la Revolución Cubana.