viernes, 17 de diciembre de 2010

Un paseo por el mercado. La Regla cubana. Guanabacoa.

La mañana del domingo la aprovechamos visitando un mercado agroalimentario. En la Habana se establecen mercados estatales y cooperativos. Los segundos suelen estar mejor surtidos, pero los precios de los productos son menos económicos.

Los mercados tienen el aspecto de lo que habitualmente solemos llamar en España "Los gitanos" o  "El piojillo". Es decir, mercados ambulantes, con sencillos puestos o establecimientos, fabricados con materiales ligeros, fácilmente montables y desmontables. En ellos se venden productos agrarios típicos de la zona del Caribe. Yuca, guayaba, plátano, mamoncillos, maní, aguacates, papas, boniatos. Son nombres, aspectos y texturas extraños para un Europeo. De vez en cuando una mujer te ofrece una "javita", que es una bolsa de plástico. La bolsa de plástico suele estar muy valorada y se vende por un precio de cincuenta céntimos de peso más o menos. La razón de que se le otorgue tal valor es porque escasea, siendo el plástico un derivado del petróleo.
Llama la atención que sea visto como elemento de avance cuando en algunos países Europeos se tiende a su eliminación, alegando que daña el medio ambiente.
De hecho, en algunos paises centro Europeos las tiendas te venden una o dos bolsas de plástico grandes que la gente aprovecha hasta que se rompen. En España suele usarse el carro de la compra con ruedas.

Muchos extranjeros llenan sus maletas de bolsas de plástico para poder regalarlas en las Isla. Es una práctica ésta que me choca y me desalienta. Llegar allí cargado de javitas, caramelos y demás "chuches" del mundo capitalistas, mostrándoles lo que presuntamente nos sobra. Algunos esperan toparse con un extranjero para llevarse algún extra a casa, otros sonríen y agradecen, y muchos se sienten humillados.

En el mercado venden también productos cárnicos, lácteos y huevos. Rafael, que a estas alturas del relato y de nuestras vidas era y es nuestro primo cubano, nos guiaba animado en su interés particular de que conociésemos la vida diaria de un cubano.

Compró yuca y aguacates, y me hizo probar una tableta de maní con azúcar tostada. Nos explicó que los productos no siempre se encuentran con facilidad. A veces no hay papas, a veces no hay huevos. Cuando pensamos en los hiper mercados sobre surtidos de alimentos en el mundo capitalista y los comparamos con estos mercados, muchas veces solemos olvidarnos de que el sistema de producción es distinto. El sistema de explotación al que somos sometidos los trabajadores es extensivo a los vegetales y los animales. Es decir, siempre hay huevos, porque mantienen a las gallinas confinadas en naves con luz artificial. Siempre hay papas, y todo tipo de tubérculos y vegetales, porque el ciclo vegetal y animal no existe en el mundo capitalista, y se altera mediante el uso de la química y la tecnología.

Debemos reflexionar sobre esos temas, ya que una de las razones que está llevando a la alteración de nuestro medio ambiente es esa relación histérica con él.

Mientras hablábamos de la problemática productiva particular de Cuba no podía evitar acordarme de mi abuela o mi padre cuando afirman que la fruta de "antes" sabía mejor.

Por la tarde fuimos a visitar al hermano de Rafael, que vive en Guanabacoa, perteneciente al Municipio de Regla.

Regla es un nombre familiar para los andaluces ya que existe una virgen de Regla en Chipiona, que es también, negra. Es de origen cubano, y antes africano. Una pervivencia de la religión africana dentro del catolicismo.
El sincretismo de las religiones durante la historia se ha traducido en la asimilación de las tradiciones y el mestizaje. Muchas de las festividades religiosas de nuestro calendario corresponden con antiguas celebraciones paganas. Pues del mismo modo, la Virgen de Regla representa a Yemayá, que es la dueña de los océanos.

La santería y el cristianismo se mezclan en Cuba con otras religiones. Existen muchas personas que practican y creen en el espiritismo, que nada tiene que ver con la OuiJa.

De todos estos temas pudimos hablar con el hermano y el primo de Rafael. Vive en una casita muy sencilla, a la que se accede a través de un porche, cuya puerta siempre está abierta. Su hija es dentista, y explicó lo sacrificado de la vida de un médico en Cuba, ya que la medicina es un servicio y no un acto lucrativo.

Nos hablaron de su vida de militares, y contaron anécdotas sobre la Revolución, y las luchas de liberación en África, donde Rafael ha estado.

Nos hablaron de Fidel, Raul, de lo sacrificado de un guerrillero, de las luces y las sombras. Poco a poco se hizo de noche, allí en familia, sintiéndonos como en casa. Tan lejos y tan cerca.

Volvimos a la Habana en el coche de Leandro, el cirujano.