martes, 17 de agosto de 2010

El sueño del Malecón


Quedan, tan solo, siete días para partir y dar inicio a mi aventura habanera.


Cuando hablo de cumplir sueños, no lo hago de modo figurado, pues yo realmente he soñado muchas veces con que llegaba a La Habana, solo que lo hacía en barco, y me encontraba con el Malecón visto desde el mar.


Siempre coincidían estos sueños con etapas de estrés debidas al trabajo o los estudios, por lo que el sueño constituía la liberación de mi espíritu a través del Mar Caribe. Un día lo comenté con mi hermana, y compañera de viaje, y resultó que ella también había tenido este sueño. Por ello, nada más comprar el vuelo, nos hicimos a la tarea de buscar alojamiento cerca del Malecón.


Barajamos la posibilidad de alquilar vivienda o alojarnos en hotel, y optamos por lo segundo, por la comodidad de que incluía desayuno, y al menos nos olvidamos de la 1ª comida del día...


Días más tarde, cuando ya todo estaba resuelto, volví a soñar con que viajaba a La Habana, pero no en barco, sino en avión, como será en la realidad.


Pero como los sueños son incompresibles y están llenos de símbolos que desconocemos, al despertar y pensar en ello, me di cuenta de que había varios elementos que convertían el sueño en abstracto y casi Daliliano.


Por ejemplo, si bien, acabo de decir que el viaje lo realizaba en avión, sin embargo, el lugar donde embarcaba no era el aeropuerto, sino la estación de autobuses de Sevilla, situada en el Prado de San Sebastián.


Luego durante el sueño me veía caminando largas jornadas por una ciudad que no parecía La Habana, y que tenía aspecto medieval, algo parecida a Granada. Tras la larga caminata nos encontrábamos de regreso, saliendo de nuevo por la puerta en forma de arco de la estación de autobuses, y comentando con angustia que habíamos olvidado pasear por el Malecón.




lunes, 9 de agosto de 2010

LA TURISTA CALVA


Cuando pensaba que todo mi sin vivir había acabado vienen los controladores aéreos a anunciar que probablemente harán huelga a partir del 22 de Agosto (partiendo yo el 23).

Ay mísero de mí...

Desde la semana pasada estoy escuchando posibles fechas, y he estado cruzando los dedos de las manos y de los pies para que no coincidiera con mi partida.

Y ahora leo en algunos sitios reivindicativos que debemos solidarizarnos con ellos, cuando gano 800 Euros al mes, y con ese sueldo imaginareis que no es fácil ahorrar dinero para unas vacaciones Habaneras.

Y es que mi suerte es caprichosa... decido comprar una entrada para ir a ver, por primera vez en mi vida, a U2 en concierto, y resulta, que la primera huelga a nivel europeo que realizan las organizaciones obreras se convoca el mismo día del concierto, lo que me lleva a una situación confusa, pues por un lado, estoy completamente de acuerdo con las razones, necesidad y convocatoria de la movilización europea, y pretendo secundarla, y por otra parte, he invertido una cantidad bastante elevada en dicho evento, que obviamente no me será devuelto de ninguna manera, ya que no es culpa de los U2 que haya huelga general. ¡Con la de días que había podía no haberse dado esta coincidencia... pero a mí se me dio!

Casi tenía asumida esa fatal coincidencia cuando, de repente, me encuentro con ésta segunda convocatoria, también coincidente con mi viaje soñado. Y me digo yo...

"¡Joder! Siempre me toca a mí"

Y me veo mirando todos los días las noticias, para ver si el guapete ese del sindicato de controladores dice de una vez por todas el día que han elegido. Solo le pido a Superman (como diría Homer Simpson) que lo hagan después del 23... que si me tengo que quedar en La Habana unos días más, por mi encantada... pero que no me den la ida...

Cuando tan solo me quedan unos 10 diaz para partir me encuentro con un nuevo motivo de intranquilidad que turba mi sueño. Por ello estoy pensando que seguramente llegaré a La Habana calva... pues se me está cayendo el pelo con tanto estrés.

viernes, 6 de agosto de 2010

DE TÓPICOS Y OTRAS GUISAS.



Desde que hice pública nuestra intención de visitar la tierra soñada, la sede caribeña del socialismo, y, al mismo tiempo, la patria donde nacieron Martí, Fidel y Raul, o donde Ernesto Che Guevara se consolidó como el guerrillero heroico que todos añoramos y admiramos, muchas son las personas que nos han aconsejado amablemente, para que podamos preparar nuestra visita.
Aquí me encuentro con la obligación de mencionar a Tomas Caballero, quien me ha ayudado mucho desde el comienzo con los preparativos, a través de sus consejos, pues tiene en La Habana su segunda casa, y su corazón.
Es Español, de Madrid, pero ama a Cuba como si hubiera nacido allí mismo.

Además de él, cada vez que he hablado con alguien que haya tenido la dicha antes que yo, no ha dudado en indicarme que cosas nos han de ocurrir al llegar a la isla. Todo sumado a la colección de consejos que se acumulan en las web de turismo en Cuba que existen en la red.

A través de los relatos de viajeros conocidos y desconocidos, así como, de los comentarios de las guías de turismo, he podido observar cómo existen un buen número de anécdotas, que más bien parecen tópicos que realidades.

De tal modo, en algunas guías de turismo editadas en nuestro país nos describen a los cubanos y las cubanas como gente apasionada, abierta, y deseosa de "cortejar" a los visitantes que llegan a la isla, debido a que esto forma parte de su carácter. Es, para ellos, algo incluido entre los diversos atractivos de la isla. Y los aseguran de este modo: "Nada más bajar del avión encontrará un cubano/a esperándole"
Está claro que el aeropuerto debe estar lleno de cubanos que trabajan allí...

Estas insinuaciones se convierten en una gran fantasía para muchos y muchas quienes, nada más oir que vamos dos chicas solas de viaje a La Habana, hacen comentarios del tipo...

-¡Ahhhhh! Cuidado con los cubanos...

o

- Turismo sexual ehhhhhhhhhhh!!!!!

Y aquellos que ya han estado (no todos, me refiero a algunas personas, como es lógico) van más lejos, y afirman que durante su estancia, fue tal el cortejo que recibieron que, incluso, les resultaba pesado.
Curiosamente nadie se volvió de Cuba sin comerse un rosco...¡qué cosas!

Lo que más llama la atención es que la mayoría de estos individuos afirma que su cubano/a era un bellezón, muchos años menor que ellos/as, mulato/a, cultísimo e inteligente, trabajando en el sector servicios, algo que les sorprende muchísimo, aún sabiendo que allí la educación es gratuita y que el acceso a los estudios superiores no es un fenómeno extraño en Cuba, sino mayoritario. Y comentan, aquellos que ven con malos ojos el socialismo cubano.

-¡Qué lástima, licenciado en derecho y trabaja de camarero en un hotel!

Soprendentemente estas personas no tienen la menor idea sobre donde trabajan los licenciados españoles, los cuales nos diferenciamos de los cubanos en el hecho concreto de que nuestras carreras nos han costado una suma elevada de dinero, y que hemos tenido que pagar cada título que tenemos, y con todo ello, muchos hemos acabado trabajando también de camareros/as, o de promotoras y azafatas de congreso por un sueldo irrisorio, o repartidos por las cientos de ETT que conforman nuestro sistema laboral, sin derechos de ninguna clase, y a lo peor en el paro.

Y es que el tópico es muy recurrente en nuestras vidas. Si te vas a Suecia o a Alemania con tu hermana o una amiga a nadie se le ocurre decirte: "Ten cuidado con los alemanes, o con los suecos". Allí son ellos los que tendrán que temernos...

¿Qué dirán los suecos de los españoles?

Otra cosa que me ha llamado la atención, sobre todo, en las guías editadas para España, es como éstas olvidan, a veces, cual es nuestro lugar en el mundo, y te advierten sobre cosas que podrían, bien, sorprender a un sueco o a un alemán, pero nunca a un español.

Cuando se refieren a la impuntualidad del cubano... pero ¿es la puntualidad un rasgo característico en España?

O cuando hablan del trasnporte público, y lo describen como masificado, lento, no puntual. En España, a excepción de las ciudades grandes que cuentan con metro, el transporte público no es ninguna maravilla.

El día que leí, precisamente, este comentario en un sitio web, tuve que esperar el autobús que me lleva a casa desde el trabajo durante más de media hora.

Mi barrio, el Parque Alcosa, y si alguien lo conoce puede afirmar la certeza de lo que aquí digo, solo tiene un línea de autobús que conecta el barrio con el centro de modo directo, y si bien desde hace unos años hasta hoy está decente, y solo tenemos que esperar durante más de media hora un par de días a la semana, y el resto, viene más o menos regularmente cada 15 minutos, si no llueve o hay algún evento grande en la ciudad, aún tengo recuerdos de mi infancia, adolescencia e incluso juventud de aquellos años cuando salir del barrio era una Misión Imposible.
Por aquellos tiempos los ayuntamientos de España donaban autobuses a Cuba en solidaridad con la isla, y en mi barrio solíamos decir que los nuestros eran los que Cuba donaba a España posteriormente.

Subir a un autobús de mi barrio requería destreza, para no quedarte en tierra, y saberte colocar en el interior para buscar un hueco por el que respirar. La mayoría de las veces, en hora punta, parecíamos calcamonías en las ventanas, despertando las risas de los conductores de coches privados.

Cuando le comenté a mi hermana lo que había leido sobre los autobuses habaneros, ambas soltamos una carcajada, y ella exclamó: ¡Si hemos sobrevivido al autobús de Alcosa, no hay guagua que se nos resista!

Son muchos los tópicos que tendré que analizar cuando esté por allí, en mi tarea de acabar con tópicos y otras guisas, y que por su puesto, compartiré con vosotros en mis futuras entregas de el anecdotario o Cuaderno de Viajes.

SALUD, REPÚBLICA Y SOCIALISMO!



AÑADIDO POSTERIOR:

http://www.20minutos.es/noticia/259665/0/autobuses/alcosa/torreblanca/

La foto de arriba corresponde al autobús de Alcosa.

jueves, 5 de agosto de 2010

SIN VISA NO HAY PARAISO...


Una vez relajadas, y tras realizar el primer examen o prueba A, según la Orden de 25 Marzo, procedí a solicitar en mi banco de toda la vida la tarjeta visa, con el objeto de poder completar la reserva de alojamiento.

Fui allí, rellené un formulario, entregué la documentación que me pedían, copia del DNI y nominas, y me despedí de ellos con una sonrisa satisfecha:

- En pocos días recibirá la tarjeta en su casa por correo.

Dijo el caballero que tuvo la amabilidad de atenderme.

Todo parecía ir sobre ruedas, pasamos días idílicos mirando alojamientos, y esperando que cumplieran, sobre todo, un requisito, estar cerca del malecón. Debido a un sueño que ambas tuvimos en la adolescencia-juventud.

Pasaron dos semanas y caí en la cuenta que la tarjeta visa tardaba más de la cuenta, de modo que me personé en el banco. En la mesa donde hubiera sentado antes un amable caballero, ahora sentaba sus posaderas una chica rubia.

-Hola, buenos días.

Me invitó a sentarme. Le comenté todo lo acontecido desde que solicitara la tarjeta y ella me comentó que parecía raro, ya que solo tardan unos cinco días.

-¡Se ha extraviado!- añadió

Y procedió a completar una nueva solicitud vía red, tras anular la anterior. Me explicó que era un duplicado.

-En cinco días, puedes venir a recogerla.

A los cinco días me personé allí, y la misma chica me la entregó y me dijo.

-Ya está. Ahora metes tu clave y listo.
-¿Qué clave?- le pregunté
- La tuya- respondió.
- ¿La mía? Yo solo tengo la de la tarjeta maestro. ¿Esa?
- Así es
Me resultó extraño, pues todo el mundo me había asegurado que te dan ellos una clave. Pero guiada por la seguridad que me demostró la chica, procedí a meterla.

*****
Y al pronto me salió un mensaje que decía: NO TIENE PERMISO PARA ERALIZAR ESTA ACCIÓN.

Entré a comentárselo. Y ella me dijo.

-Eso es porque Visa aún no ha registrado tu tarjeta. Espera al lunes.

Era viernes.

El lunes volví a intentarlo, con el mismo resultado. Volví a la oficina. Y volví a encontrar a la misma chica.

-Espera un segundo. Miró el programa con mis datos y me dijo. Ahora te va a llegar un SMS con una clave, introduce esa.

Lo hice, y pude ver el menú de inicio, pero sin más. Estaba cabreada, y ella me insistió en que esperase, y que de todos modos si me corría prisa podía comprar con ella por Internet.

Yo la miré, por primera vez con mucha seriedad, y le dije.

-Está bien, lo haré. Si vuelvo a tener problemas voy a volver y quiero que me lo solucionen ya. De inmediato.

Nuevo intento. Nada de nada.

Regresé a la oficina hecha una furia, acompañada de mi hermana y mi padre, había perdido más de una semana y tenía la PRUEBA B de la Orden del 25 de Marzo encima.

La chica me vio la cara de HELL BOY. Y me dijo, mejor la anulamos y pedimos otra.

-No, no, noooooooooooooooo. La solución debe ser hoy.
-Es imposible.
-Quiero hablar con el director de la oficina.

Un hombre salió de un despacho contiguo.

-Eres Raquel. ¿No?

Curiosamente sabía mi nombre, lo que indicaba que había sucedido algo con la tarjeta que había sido motivo de conversación ente el director y la empleada.

Me hizo pasar y me trató amablemente. Y yo, intentando no tener que regresar más allí, me tiré a la piscina y amenacé cual una millonaria de grandes fondos en el banco.

-Estoy pendiente de comprar una reserva que tengo que pagar hoy. Es una oferta ofertísima. Si la pierdo, porque no pudiera estar habilitada mi tarjeta para hoy, procederé a cancelar, mañana por la mañana, mi cuenta, y las cuentas de todos los miembros de mi familia.

El hombre me pidió calma y me prometió llamarme durante la mañana. Dicho y hecho, a la media hora del suceso recibí su llamada. De repente se habían agilizado todos los trámites y mi tarjeta visa estaba operativa.


Lo de la reserva y la retirada había sido un gran farol, que salió bien. Todo indicaba que mi vida se normalizaba. Teníamos reserva. Todo estaba en orden. Pero aquí no acaba todo.

SALUD Y REPÚBLICA SOCIALISTA.

PORCA MISERIA!!!!


Como ya sabeis, los que me conoceis bien, visitar La Habana, o mejor dicho, toda Cuba (si pudiera), ha sido mi sueño desde la infancia, adolescencia y juventud. Así que, desde que comencé a tener dinero propio, cuando podía guardaba algo, con el objeto de destinarlo a cumplir mi sueño.

Luego ese dinero nunca llegaba a quedar guardado, y era gastado en otros menesteres. Tengo que señalar que, hasta hace relativamente poco, mis trabajos consistían en contratos por obra y servicio que apenas duraban 15 días, y lo más que llegaba a tener en un mes eran 300 o 200 Euros, que estiraba de una forma espectacular, con la ayuda, claro está, de mis padres, que nunca me han puesto morros o mala cara por habitar su vivienda, que también es mía, aunque no haya contribuido para pagarla con el sudor de mi frente.
Pero finalmente, hace un mes más o menos, la curiosidad me llevó a una agencia de viajes on line, y consulté, así en plan “voy a soñar despierta”, un vuelo Sevilla – La Habana, y ¡zas!, ahí estaba el mío, esperándome, perfecto para mis ahorros, “una ganga” que dirían unos, “lo hubiera encontrado yo más barato” que dirían otros.

Tuve una subida de adrenalina, que sumada a los nervios que tenía debido al examen que se me avecinaba (las oposiciones), provocó una primera anécdota, que en seguida pasaré a mencionar. En esta nota, voy a compartir con vosotros las consecuencias de preparar un viaje “caminando por las nubes”.

CAPITULO 1º. PORCA MISERIA!

El vuelo lo reservé on line en Viajes el Corte Inglés. Era vuelo, exclusivamente, sin estancia, ya que aún no sabíamos donde queríamos hospedarnos. Los paquetes suelen llevarte a hoteles de pulserita y guía, y nosotras (mi sister y yo) no queríamos nada parecido a eso.
De modo que quedé con mi hermana (compañera de viaje, será el primero que hacemos juntas y solitas) en el mismo Corte Inglés, ya que la reserva decía que ésta espiraba a las 24 horas, si no efectuabas la compra en el establecimiento.

La reserva la había hecho al medio día del día anterior, de modo, que nos fuimos directas a la Agencia de Viajes del Corte Inglés, situada en Nervión, y nos dijimos… “luego comemos”

La atención al público estaba en manos de un joven con aspecto pulcro, con el pelo bien peinado y la raya bien trazada. Por su forma de hablar, determinamos que se trataba de un miembro de la tribu urbana conocida con en nombre de “pijos”. El joven nos invitó a sentarnos, y formamos un cuadro llamativo, el joven pulcro y las dos “chicarronas” del sur. Observó atentamente la reserva que le entregué y exclamó sin ocultar su sorpresa (no sé porqué): ¿La Habana?!

Asentimos en silencio. Y el continuo hablando. “Está bien de precio, barato… ¿Sólo vuelo? ¿No quereis alojamiento?

Le comentamos que no estábamos decididas, pero que si él nos ayudaba lo contratábamos también. Entonces dijo. “Sí, pero si contratais alojamiento, este vuelo hay que anularlo y buscar otro”

Respondimos, que en ese caso, lo buscaríamos nosotras. Pues el vuelo era una ganga.

El tipo arqueó la ceja, como irritado, y procedió a solicitar el vuelo reservado. Cuando llegó la hora de pagar dijo… debe ser con tarjeta visa. Yo no tenía tarjeta visa, ya que nunca la había necesitado hasta la fecha, y en otras ocasiones había comprado vuelos más baratos con la mía “maestro” de toda la vida. Se lo dije, sin saber, por su puesto, que con la maestro no se pueden hacer compras de una cantidad mayor a 600 Eur o menos creo. Y el joven pijo no se molestó en explicármelo, solo me la cogió y, dispuesto a divertirse, dejó que el programa hablara por sí solo.

Entonces mi hermana sacó su visa del bolso, y dijo, prueba con esta… El tipo volvió a arquear la ceja, y para su regocijo estaba limitada a 600 euros también. Un brillo malévolo comenzaba a apoderarse de la mirada del agente de viajes, cuando mi hermana, arqueó su ceja aún más que él, y añadió. “Nos queda la tarjeta del Corte Inglés”… el pijo sintió desfallecer en ese duelo oculto que subyacía en la compra… y mi hermana abrió su bolso nuevamente, para constatar apesadumbrada que la había olvidado en casa. Los ojos del pijo volvieron a brillar, conocedor de su triunfo. Y finalizó diciendo… “otra opción es pagarlo al contado, pero ningún cajero permite sacar más de 600 euros” y arqueando nuevamente la ceja, nos hizo un guiño triunfante.
Nos dijo que El Corte Inglés estaba abierto hasta las 22 horas y que podíamos volver, que él dejaría allí una nota a su compañero diciendo que la reserva estaba en espera de compra… pero todo lo hablaba con gesto malvado, y no nos resultó fiable.

A la salida discutimos sobre el hecho de volver a casa, descansar, y volver con la tarjeta del Corte Inglés antes de las 22 horas, coincidimos en la idea de que el tipo no parecía fiable… y finalmente los pasos sin dirección concreta nos llevaron frente a un cajero automático. Cada una sacó sus tarjetas… yo una, mi hermana dos, y sacamos dinero de las tres, pudiendo así saltarnos el límite de dinero establecido. Lo guardamos apresuradamente en los bolsos, y nos volvimos a meter en el Corte Inglés, para contarlo y ordenar los billetes… nos metimos en los servicios, las dos juntas en uno… Y empezamos:
“Ahí van cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos…”

Al salir, una señora esperaba para entrar, nos observó en silencio, y supongo que muerta de curiosidad por saber que hacían dos chicas jóvenes, juntas en el interior de un servicio público, contando algo que parecía dinero…

Nos plantamos delante del pijo y dijimos: “Asunto arreglado”.
El tipo nos miró sorprendido, y balbuceó unas palabras: “Habeis ido a por la tarjeta”
A lo que respondimos: “No, pagamos al contado”

Se quedó completamente helado. “Pero ¿¡Como habeis podido sacar tanto dinero de un cajero!?

Mi hermana arqueó su ceja (yo no se hacerlo, lástima), y dijo. “Tenemos tres tarjetas”

Tuvo que contar por lo menos cinco veces, de los nervios que le entraron. Le habíamos dado el dinero justo, no había posibilidad de error. Su rostro pulcro comenzó a llenarse de gotitas de sudor… y finalmente con nuestro recibo de información del vuelo… marchamos felizmente a comer.

Tal fue el subidón, que me zampé yo solita una pizza de las grandes que había pedido por error, mientras recordábamos la anécdota muertas de risa.

Nos imaginamos como hubiera sido la misma escena si hubiéramos aparecido con el dinero en un maletín negro, y exclamado a su pregunta...¡Poca Miseria! dando un golpe en la mesa al estilo mafioso.

Esta es la primera de las anécdotas de lo que será mi anecdotario del Viaje a La Habana.

¡Salud, República, Viva la Revolución Cubana!